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LIDERAZGO

MI REFLEXIÓN A LAS FUTURAS ELECCIÓNES

En estos tiempos de la pandemia, y entendido en lo que ella está ocasionando al mundo enteró, en estos meses, algunas naciones, están en todo el proceso de elecciones, para el 2021, así también en el Perú. Por ello quisiera reflexionar sobre estos personajes políticos.

Se ha dicho que el poder corrompe especialmente a los políticos. Pero esta corrupción no se refiere precisamente al mal uso o a la apropiación de fondos ajenos, sino al cambio total de mentalidad y costumbres que en ellos se opera una vez instalados en los puestos, y en los que se hacen blindados (aunque aquí en el Perú, hay una votación que se hará en julio del próximo año, sobre la inmunidad parlamentaria). He observado que se corrompen, porque dicen sí, a cosas a las que antes (al inicio de ganar votos) habían dicho de entrada que no; se corrompen porque no cumplen lo que habían prometido y porque usan la demagogia igual que sus predecesores; y los más encumbrados se corrompen porque pierden por completo el contacto con el pueblo (que les dió el voto) y ya no defienden tanto los intereses de este, y por el contrario, cuanto los propios y los del partido, y su gran meta se convierte en mantenerse en el poder.

Por eso, viendo la frecuencia con que esta transformación, se da en los políticos una vez que cogen el mando, uno llega a pensar que no es que el poder los deforme, sino que ya llegan a él deformados. Pero —buenos o malos— la verdad es que los políticos tienen un enorme poder para torcer o enderezar los rumbos de la sociedad y aun para hacer feliz o desgraciada la vida de los individuos.

En un enfoque global, en las alturas, el político profesional pierde la perspectiva de la sociedad y la ve de una manera completamente diferente. Le sucede a aquellos que van en avión: desde arriba ven las cosas de una manera distinta; en cierta manera mejor y en cierta manera peor. No reconocen los lugares que desde abajo conocen muy bien, porque desde arriba no se ven las fachadas de las casas; solo se ven los tejados. Desde las alturas del poder no se ven las caras de la gente y sus necesidades diarias y concretas; se ven solo los déficits de los presupuestos. No se ve al individuo; se ve la sociedad, la nación, el Estado. En el puesto de poder, ya no se enfocan en la necesidad del individuo, el cual le dió su voto, ahora, se enfocan en algo que no tiene alma. El hombre concreto se difumina, se pierde, y el político se olvida de él, flotando como está en nubes de coaliciones, alianzas, pactos y de luchas para mantenerse en el puesto. Los políticos que llegan a las grandes alturas organizan con frecuencia viajes rituales de visitas mutuas, con gran pompa y acompañamiento, ofreciéndose ramos de flores, solemnes recepciones con pases de revista a filas de pobres, discursos en estrados alfombrados, y grandes banquetes. En esto nunca fallan.

La parte más importante de estas visitas de Estado y las carísimas reuniones de trabajo de los grandes estadistas, radica en un gran banquete en el que no se repara en gastos. Ya no se acuerdan de que los que pagan esos banquetes son sus votantes; pero para ellos hace tiempo que no tienen votantes, porque se aislaron del pueblo común y viven en casas apartadas y muy bien custodiadas. Lo único que tienen ahora, es compañeros de partido o de candidatura electoral. Ellos creen que quien paga esos banquetes es «el Gobierno», que es solo una palabra; y además ya han tenido la precaución de incluirlos en el «Presupuesto General del Perú» que son otras cuatro palabras impersonales. Los políticos, desde las alturas del poder, se olvidan que lo que los hombres y mujeres de su nación y los del mundo entero, quieren ante todo dignidad, paz, justicia y trabajo.

Como alguien dijo por ahí, ¡cuánto mejor irían las cosas, si llegados al poder estos políticos, no se deshumanizasen tanto!.

En mi reflexión, emerge el siguiente texto, y sugiero que lo aplique, para que usted saque sus propias conclusiones, y tenga criterio por quién votar: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley: la JUSTICIA, la MISERICORDIA y la FIDELIDAD; y éstas son las cosas que debíais HABER HECHO, SIN DESCUIDAR AQUÉLLAS. Mateo 23:23

Saludos Cordiales. Jorge Miranda S

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