
vISITANTE N°
La verdad hace libre
LAS MARCAS DE MADUREZ EN EL MINISTERIO
Creo que para comenzar en esta parte, sería bueno nombrar lo que dice Epafras al respecto de lo que oraba continuamente a Dios Colosenses. 4:12:
“Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere”.
Esto de estar firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere; es el resultado de haber pasado por diferentes pruebas, encontrando en el mismo proceso la excelencia de lo que Dios quería y quiere que tengamos de él. Dice en He. 11:34 que por medio de le Fe:
“Apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros”.
Ojo; esto de sacar fuerza de debilidad y de que, no se hicieron fuertes para la batalla, si no “En la Batalla”; en medio de la batalla es donde uno aprende, en la práctica de una prueba, es donde uno adquiere madurez y reconoces el potencial de Dios.
LA MADUREZ NO PUEDE SER MEDIDA POR LOS MÉTODOS O FORMAS:
Errores de juicio en la madurez han sido el resultado de utilizar métodos, o formas, más que de medir resultados. En mí caminar por las iglesias y conversar con los ministerios he ido recopilando una lista, que son las maneras tradicionales de medir la madurez, pero no son más que métodos y formas que nos engañan, para llegar al entendimiento de la madurez, paso a citar algunos:
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El número de años que uno ha sido salvo.
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El tiempo de oración.
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La utilización de los dones del Espíritu Santo.
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La asistencia a la iglesia.
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Los métodos de estudio bíblico.
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Diezmar y ofrendar.
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Testificar y compartir el evangelio.
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Servicio y obras en la iglesia.
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Tener programas de radio y televisión.
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Haber levantado obras en diferentes lugares.
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La forma de vestimenta sobria de la congregación.
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El haber tocado diferentes estratos sociales especialmente el pudiente.
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El poder y unción en los cultos de adoración y evangelismo.
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Tener el dinero para poder cumplir con la gran comisión. Etc.
Me vuelvo a preguntar ¿estos son los criterios correctos para medir la madurez tanto en el liderazgo como en la iglesia? O ¿Qué criterios hemos de seguir para averiguar el grado de madurez que tenemos como ministerios y por ende la iglesia? Definamos primero la palabra: CRITERIO:
“Un medio para conocer la verdad. La verdad, empero, no solo es la realidad, esto es la cosa tal cual es, o la adecuación del entendimiento a la cosa, esto es, el conocimiento de la cosa tal como la cosa es, sino también el recto querer (la voluntad) y el recto actuar (la conducta)”.
“Quien piensa, actúa con criterio, se adecua por el pensamiento a la realidad y por la voluntad a lo que la cosa debe ser, que es como decir como él mismo debe ser. Iluminar el criterio es entonces facilitar la orientación del hombre en su deber de “ser"; por sus dotes, sus intenciones, sus sentimientos y deseos”.
La Biblia es muy clara en lo que toca a criterios para medir el nivel de madurez. Se ve claramente en las epístolas de Pablo, que el medía a la iglesia en lo que él, como siervo y ministro del Señor, había sido medido, y esto lo observa con detenimiento y lo agradece en una actitud de oración, en cada iglesia y son: fe, la esperanza y el amor, y con esta medida podía entender que estaba alcanzando la madurez en Cristo Jesús. Pablo resume en la carta a los Corintios estos criterios y los pone como ejemplos: En I Corintios 13: 13 Pablo concluye que la fe, la esperanza y el amor es el antídoto al centro de la inmadurez, y esto es una exhortación a la deficiencia. En 2 Corintios 1:7; 24, 2:4: Aquí vemos a Pablo dando explicaciones de esperanza, fe, y amor a los creyentes, en medio de sus tribulaciones, y en esas explicaciones les muestra cómo funcionan y determinan la madurez. Pablo evaluaba el cambio en los corintios basado en la fe la esperanza y el amor. También éste ejemplo lo podemos observar en varias de sus cartas:
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Romanos 5:2-5: Aquí Pablo dice que siendo ya salvos y yendo en pos a la madurez el único camino a seguir es la fe y la esperanza y el amor de Dios.
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Gálatas 5:4-6 : Pablo muestra aquí que la soberbia que es haber caído de la gracia de Dios, se opone a la humanidad que aguarda en la fe, la esperanza y el amor de Dios, aquel que quiera hacer algo contrario a la verdad es soberbia.
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Efesios 1:15-18: Aquí da a entender que él no se conforma con éstas características de la iglesia, sino que espera completar la madurez basado en el conocimiento de la esperanza a la cual han sido llamados.
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Filipenses 1:20, 25; 2:1-2: Vemos que el gozo de Pablo era producto de la madurez que había alcanzado en base al conocimiento que él estaba guardando en la fe, esperanza y el amor.
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Col 1:3-6: Aquí Pablo muestra un ejemplo de madurez alcanzado por el conocimiento de la fe, esperanza y el amor. 1 Tesalonicenses. 1:2,3: Vivir una vida hacia la madurez es vivir constantemente en la fe, la esperanza y el amor de Dios.
UNA DEFINICIÓN DE FE, ESPERANZA Y AMOR
FE:
Es el más grande acto de obediencia, en esperar que Dios haga las cosas. Es manifestada por una dependencia, coraje y paciencia; habiendo entre éstos una interrelación. Ejemplo: Los héroes de la fe (Hebreos Cp.11; 13), ellos fueron persuadidos, la abrasaron y fueron confortados por ella (promesas). Por consiguiente su fe persuadida por las promesas y al depender de Dios, tuvo el coraje para ir y esperaron en la paciencia y en Dios. El reino de los cielos no está medido por nuestro tiempo, sino por el tiempo eterno de Dios.
LA ESPERANZA:
Describe un profundo conocimiento doctrinal y una estabilidad en particular con respecto a nuestras relaciones presentes y futuras con Dios a través de Jesucristo. La esperanza y la confianza van tomadas de la mano, la confianza se mide en la manera en que reaccionamos ante el temor, y si tenemos esperanza en lo que tenemos, nos comprometemos en ello. Todo esto implica que el temor desaparece. Recordemos la transfiguración de Jesús; al mirar esto nos preguntamos ¿por qué Elías y moisés tenían que ministrar a Jesús, esto es en cuanto a la muerte que tendría, si todo ya estaba planificado? Ahora, ¿qué le ministraron a Jesús? Notemos a Elías, el conocía el temor; cuando se enfrentó a los profetas de Baal el hizo descender fuego del cielo, habló palabra de Dios, sin embargo tiembla de temor ante las amenazas de Jezabel y huye al desierto; su confianza había sido entenebrecida. Elías tenía que ministrarle confianza y valor a Jesús; aquel que era la misma esencia del Padre, con una perfecta relación con él siendo los dos uno, empieza a temer, ya que el sacrificio que tendría lo separaría del Padre porque Él se había hecho pecado por el hombre: "Si fuera posible, que ésta copa pase de mí, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". La esperanza y la mansedumbre también van tomadas de la mano, la mansedumbre está medida por la renuncia, humildad, el rechazo. Moisés también vino a ministrar a Jesús; la Biblia dice que fue el hombre más manso de la tierra. Jesús tenía que humillarse y someterse; pero la humillación es como producto de esa rendición.
EL AMOR:
Es un concepto muy profundo en el Nuevo Testamento, describe las relaciones que deberían existir en el Señor en una iglesia local, y como ese grupo local debería relacionarse con todos los hombres. El amor se revela por el perdón, aceptación servicio. En esencia el amor es la manifestación de la conducta o semejanza de Cristo incondicional que se produce en un cuerpo de creyentes. Por otra parte el egoísmo clama “¡Satisface mis necesidades! ¡A mame! A mame aunque no sea cariñoso, sea histérico, incomunicativo, o imposible. El Amor dice: “Déjame que intente satisfacer tus necesidades. Dime qué es lo que quieres o necesitas, y haré todo lo posible por complacerte. Si no lo puedo hacer de inmediato, te explicaré la razón, con toda la paciencia que pueda: pero intentaré satisfacer tus necesidades lo mejor que pueda”. Nadie recibe bastante amor. Todos, sin excepción, necesitamos amor en grandes cantidades. El alma humana está preparada por Dios para funcionar bien cuando ama, y para sentirse amada. Es más, no hay más que escuchar la radio; casi todas las canciones tratan de amor. En el teatro, la ópera, la novela, los grandes temas tienen que ver con el amor en alguna de sus formas. Nos preocupamos tanto del amor porque es vital para nuestro bienestar. Todos buscamos el amor. Queremos que alguien nos ame, y nos ame incondicionalmente; que nos amen tal como somos, con defectos incluidos. Pero no podemos tener siempre amor incondicional. Por causa de que la sociedad demanda un cierto modo de conducta para considerarnos dignos de ser amados, o por lo menos aceptables. La única forma de recibir amor es darlo. Jesús dijo: “Dad, y se os dará...” (Lc 6:38). Esto es aplicable a muchas esferas de la vida, pero sobre todo a la cuestión del amor. Si queremos que nos amen, debemos empezar a amar. Me refiero, desde luego, a algo mucho más profundo que el amor romántico. Pero también el amor romántico es más factible y más satisfactorio para los que son capaces de dar amor ágape, el que, según palabras del Nuevo Testamento “no busca lo suyo” (1Co 13:5).
En lugar de esperar a que alguien nos ame, debemos de imponernos el deber de amar. Descubramos la necesidad del otro y satisfagámosla. Unas personas aceptan el amor de una forma, y otras de otra. Hay personas que tienen dificultades para aceptar el amor en cualquiera de sus formas, y éstos son precisamente los más interesantes. Descubramos la forma de manifestar el amor a otros, de modo que lo acepten. Una persona amorosa es la que “se entrega” y está dispuesta a decir ¡Si!, a toda petición legítima. No quiere esto decir que el amor se tenga que comprar con obras amables. No hay que contar las obras que se hacen, ni pesar la cantidad de energía que se emplea en beneficio de éste o aquél, ni que preguntarse si nos pagarán por ello. Se ama de verdad cuando hay tanta ternura, interés y compasión, que se desborda y llena la vida de otros. El amor no calcula preguntando si el receptor es “digno”, o si se le recompensará y se le agradecerá. “El amor nunca deja de ser”, dice el Apóstol Pablo (1Co 13:8). Con esto quiere decir que si tenemos la capacidad de amar, nunca dejaremos de manifestarlo instintivamente y sin pensar. Se puede decir, pues, que si somos personas verdaderamente amantes, “el amor nunca dejará de manifestarse”.
El amar es un verbo. Y el sentimiento es un fruto de amar el verbo por lo tanto debemos amar, sacrificarnos por él o ella, escuchar a él o ella, apreciar a él o ella, afirmar a él o ella , como Cristo lo hizo. El Amor en su esencia y manifestación más pura como hemos dicho anteriormente es Incondicional. En estos tiempos a través de los medios de comunicación se ha creado conceptos relativos que enseñan; que amar, es un sentimiento por lo tanto las relaciones son desechables. El matrimonio y la familia son asuntos de contrato y conveniencia más que de compromiso e integridad. Por ello estos mensajes relativos dan un panorama distorsionado de la verdad y su realidad. M. Scott Peck dijo: “El deseo de amar no es el amor mismo... Amar es un acto de voluntad, una intención y una acción. La voluntad siempre implica elección. No tenemos que amar. Elegimos amar. No importa cuánto podamos pensar que estamos amando, si de hecho no estamos amando, es porque hemos elegido no amar y, por lo tanto, no amamos a pesar de nuestras buenas intenciones.
Por otra parte, cuando nos ejercitamos en la causa del crecimiento espiritual para madurar, es porque hemos elegido hacerlo así. La elección de amar se ha hecho”. Cuando vivimos las leyes principales del amor tenemos el valor de obedecer a las leyes principales de la vida como: Honestidad, Responsabilidad, Integridad y Servicio. A veces cuando nosotros individualmente estamos luchando con un ser amado y, haciendo todo lo que pueda llevar a esa persona donde nosotros creemos que es el camino correcto y responsable, caemos en la trampa del amor condicional que con lleva juicio, rechazo, y manipulación. Se ama el fin en mente más de lo que se ama a la persona; diciéndolo con otras palabras “se usa el amor para manipular y controlar y como resultado la persona se siente rechazado y lucha por salir de ahí. Pero cuando amamos con un amor incondicional aceptando a la persona tal como es, esto la alentará a ser mejor. Ojo al aceptar a la persona no estamos condonando sus debilidades o estando de acuerdo con su opinión, simplemente estamos afirmando su valor intrínseco. Estamos reconociendo que piensa o siente de una manera en particular; por ello se le liberará de la necesidad de defenderse, protegerse y preservarse ella misma; esto evitará el desperdicio de energía defendiéndose, para enfocarse en interactuar con su conciencia y liberar su potencial de crecimiento. Alguien dijo: “Trata a un hombre como es y seguirá siendo así. Trata a un hombre como puede y debería ser y se convertirá en lo que puede y debería ser” G.K. Chesterton dice:
“Amar significa amar lo que no es digno de amor, o de lo contrario no es virtud; perdonar significa perdonar lo que es imperdonable, o de lo contrario, no es virtud, y esperar significa esperar cuando no hay esperanza, o de lo contrario no es virtud”. “El amor todo lo puede”.
¿CÓMO PABLO DESENVOLVIÓ ÉSTE MINISTERIO DE LA FE, ESPERANZA, Y AMOR PARA PLASMAR EN EL HOMBRE LA MADUREZ QUE EN ÉL SE HABÍA MANIFESTADO?
Tomemos el ejemplo de Pablo de cómo cumplió su llamado Apostólico en Colosenses 1:24 - 29 y como ejecuto la medida para la madurez de los ministerios y la iglesia, y esto lo compararemos con el trabajo de un agricultor que trabaja la tierra Vs 28 dice:
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SIEMBRA: “a quien ANUNCIAMOS AMONESTANDO a todo hombre” = Evangelismo = Predica = Profecía.
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CULTIVO: “y ENSEÑANDO a todo hombre TODA SABIDURÍA” = Pastoreando = Enseñando discipulado.
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COSECHA: “a FIN DE PRESENTAR PERFECTO EN CRISTO JESÚS a todo hombre” = Mayordomía = Presentando a todo hombre al servicio en el Señorío de Cristo.
LOS QUE SEMBRARON CON LAGRIMA CON REGOCIJO SEGARAN. IRA ANDANDO Y LLORANDO EL QUE LLEVA LA PRECIOSA SEMILLA MAS VOLVERÁ A VENIR CON REGOCIJO, TRAYENDO SUS GAVILLAS.