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TEOLOGíA

¿LÁZARO RESUCITADO? IMPOSIBLE ES ANTICIENTIFICO, NO ES POSIBLE ¿TIENE QUE SUCEDER PROGRESIVAMENTE AL AZAR?

LA PALABRA OÍDA

La Escritura dice: "Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría MUERTO. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano RESUCITARA. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: YO SOY la RESURRECCIÓN y la VIDA; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Juan 11:20-26

 

LOS HECHOS Y EVIDENCIAS

"Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. Juan 11:39-45

 

Jesús nos ha mostrado en diferentes oportunidades que el podía Sanar enfermedades y liberar de demonios a personas. Pero el tener poder sobre la muerte es otro cantar. 

 

En las escrituras leídas sobre Lázaro; nos muestran los hechos Y EVIDENCIAS de Jesús; del poder que el tiene sobre la muerte; en términos actuales; la ciencia del siglo XXI no podría hacer absolutamente nada con un cadáver de cuatro días (sin haber podido aplicarle técnicas de crioconservación), aparte de realizar una autopsia, aunque pudiesen colocarlo en el quirófano mejor equipado del mundo.

 

Es cierto que hay una abundante literatura clínica de experiencias cercanas a la muerte, donde se han constatado numerosas experiencias de resucitación, pero no era este el caso (y Jesús se preocupó de evidenciar este punto, con su deliberada demora para responder a la urgente petición de ayuda). 

 

Es muy interesante la descripción que hace de este caso el doctor Augusto Cury, médico psiquiatra, quien apunta lo siguiente:

 

«¿Qué se puede hacer por una persona en estado de putrefacción? 

 

Después de quince minutos de paro cardíaco, sin maniobras de resucitación, el cerebro queda lesionado de manera irreversible, comprometiendo áreas nobles de la memoria. Esta situación puede ocasionar un alto grado de deficiencia mental, pues mucha información se desorganiza, impidiendo que los cuatro grandes fenómenos que leen la memoria y construyen las cadenas de pensamientos sean eficientes en esta magna tarea intelectual.

 

»Si quince minutos sin irrigación sanguínea son suficientes para lesionar el cerebro, imagínese que ocurre después de cuatro días de haber muerto, como en el caso de Lázaro. ¡No había nada más que hacer!

 

»Todos los secretos de la memoria de ese hombre se habían perdido de manera irreparable. Billones, trillones de datos contenidos en el tejido cerebral y que sostenían la construcción de su inteligencia, se habían vuelto un caos. No había más historia de vida ni personalidad. Lo único que se podía hacer era intentar consolar el dolor de sus dos hermanas.

 

Todas las veces en que parecía no haber nada más que hacer, se aparecía el Maestro de la vida, sobrepasando las leyes de la biología y de la física. Cuando todo el mundo estaba desesperado, Él reaccionaba con tranquilidad…

 

»Quitada la piedra del sepulcro, Él se aproximó sin importarle el espanto de las personas. Manifestando el poder incomprensible de quién está por encima de las leyes de la ciencia, ordenó que Lázaro saliera del túmulo. Y para perplejidad de todos, un hombre envuelto en ataduras obedeció la orden y vino inmediatamente al encuentro de Jesús. ¿Que sucedió?

-Billones de células nerviosas ganaron vida. 

-Las conexiones físico-químicas que ordenan las informaciones en el cerebro se reorganizaron. 

-El sistema vascular se repuso. 

-Los órganos fueron restaurados, 

-El corazón volvió a latir y la vida recomenzó a fluir en todos los sistemas de aquel cadáver.

 

»Nunca en la historia hasta el día de hoy, una persona clínicamente muerta, cuyo corazón dejó de bombear sangre durante varios días, recuperó la vida, la memoria, la identidad y la capacidad de pensar, como en el caso de Lázaro. 

 

JESÚS ES LA VIDA Y RESURRECCIÓN

Jesús era verdaderamente un hombre, pero concentraba dentro de sí la vida del Creador. Para Él no había muerte: todo lo que tocaba ganaba vida. 

 

¿Qué hombre es ese que hace cosas que, ni en sus más profundos delirios, la medicina sueña realizar?» («El Maestro de la vida», pág. 17-19).

 

Sólo hay una conclusión coherente y razonable para explicar todos estos desconcertantes hechos: Jesucristo, el Logos encarnado, es realmente la Resurrección y la Vida (Jn. 11:25).

 

Aunque el poder sobrenatural de Jesús escapa por completo a nuestra comprensión intelectual, la evidencia de dicho poder es incuestionable. Por dicho poder estamos persuadidos de que:

 

«los muertos en Cristo resucitarán primero» (1 Tes. 4:16); nuestra propia resurrección depende de ese mismo poder del Logos Creador y Redentor, no de imposibles y tortuosos azares evolutivos. 

 

Y por ese mismo gran poder llamará a la existencia un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap. 21:1). 

 

Ningún creyente quedará frustrado aguardando ansiosamente el transcurso de millones de años para que la evolución (¿quién es ella?) culmine sus azarosos juegos malabares tratando de perfeccionar novedosos organismos biológicos, capaces de albergar nuestros espíritus humanos, que seguirían deambulando, mientras tanto, no en un inexistente limbo católico, sino en otro aún más inverosímil limbo darwinista.

 

JESUCRISTO ES LA VIDA Y RESURRECCIÓN DE TODO AQUEL QUE CREE EN EL.

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