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CIENCIA

El SIDA Y LAS CREENCIAS SOBRE DIOS

Gail Ironson, doctora que investiga la vinculación entre la mente y el cuerpo (profesora en psicología y psiquiatría de la Universidad de Miami e investigadora del Centro de Investigación sobre Sobrevivivientes Positivos que ha ganado muchos premios y reconocimientos por parte del Instituto Nacional de la Salud de EEUU) realizó el primer estudio para relacionar creencias específicas con cambios particulares en el sistema inmune.

Midió muchos indicadores de salud en pacientes con VIH en el transcurso de cuatro años de investigación. Una de las medidas fue la «carga del virus», la cantidad del virus del SIDA en las muestras de sangre. También la doctora contó la concentración de un tipo de células blancas responsables de matar los organismos invasores. La concentración de estas células T ayudantes (también conocidas como células CD4) en la sangre es una de las medidas normalmente utilizadas para calcular el avance del SIDA.

Si la concentración de estas células disminuye, nuestros cuerpos son menos capaces de defenderse de otras enfermedades oportunistas como la neumonía, esto les sucede a los paciencientes con SIDA. Sus estudios han sido muy reconocidos por médicos y biólogos porque ha logrado identificar marcadores biológicos de la enfermedad y relacionarlos con medidas subjetivas como el nivel de la depresión del paciente, el número de las visitas al doctor y la dosis de la medicina requerida.

En sus resultados encontró dos marcadores (de predicción) interesantes de cuán rápido avanza el VIH en el cuerpo de los pacientes que participaron en el estudio. Uno fue el punto de vista que tienen los pacientes sobre la naturaleza de Dios. Sí leíste bien: Dios.

Algunos creían en un Dios castigador, mientras que otros, creían en un Dios benevolente. Ella observó que «los pacientes que creían que Dios los enjuiciaba tenían una disminución de las células ayudantes dos veces mayor que la tasa de las células de los pacientes que no lo veían así, sus cargas de virus aumentaron tres veces más rápido. Estas creencias predecían la progresión de la enfermedad de manera mucho más eficiente que la depresión del paciente».

Ironson se sorprendió al encontrar que mucha gente reportaba una transformación espiritual subsecuente al diagnóstico de la enfermedad. Dicha transformación estaba caracterizada por un sentido de sí mismo que fue profundamente cambiado y llevo a los pacientes a un cambio en sus comportamientos.

En un artículo suyo de la revista científica Journal of General Internal Medicine concluye que «45% de los pacientes incrementan su espiritualidad en el año siguiente al recibir el diagnóstico de seropositivos, 42% se quedaron igual que antes y el 13% reportó un descenso en su espiritualidad. El estudio mostró una asociación extremadamente fuerte entre la espiritualidad y el bajo progreso del VIH».

El otro marcador importante fue: una relación participativa y personal con Dios. En resumen si tú crees que Dios te ama, es decir; "Tiene pensamiento de bien para ti" es un factor de protección enorme, mucho más protector que reducir tu depresión o subir tu optimismo.

La creencia en un Dios benévolo te proteje, pero si tu creencia es personalizada, es decir, tienes una experiencia personal, del tipo «Dios me ama (a mí)» es incluso mucho más poderosa, fuerte y más efectiva.

Otro hallazgo colateral, fue que los pacientes que sentían un estado de paz interior tenían niveles más bajos de cortisol, la hormona del estrés que produce daños en el cuerpo.

Tus creencias sobre Dios tiene efectos sorprendentes sobre tu salud, es recomendable -si tu orientación espiritual y tu religión te lo permiten- recalíbrarla y ajustarla. Sabio consejo de estos científicos: adquiere ¡la visión más amorosa de Dios que seas capaz! Tu espiritualidad se convierte en salud.

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