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TEOLOGíA

EL LIBRE ALBEDRÍO 
UNA RELIGIÓN DE LA NATURALEZA


El mecanicismo afectó profundamente; asimismo las teorías sociales: si las acciones humanas están controladas por la ley natural, desaparecen los conceptos de libre albedrío, pecado y responsabilidad moral. Surgió una cantidad de teorizadores (entre ellos Marx y Freud los más destacados) que expusieron que la voluntad y la elección son ilusiones, y que estamos totalmente controlados por fuerzas económicas, biológicas, u otras.

De hecho, el mecanicismo devino un dogma que todo lo abarcaba. Ernst Mach, un eminente físico del siglo diecinueve, se quejaba: «Podemos ver que los físicos están bien de camino a convertirse en una iglesia.» Hasta los no científicos, escribe Jerome Frank, llegaron a aceptar el determinismo científico como «la totalidad de la realidad»: así es como «llegó a ser una fe, una religión». (Revista Génesis)



LIBERTAD ENGAÑOSA

Al Dr. Neil; le pidieron que presentara la perspectiva cristiana en el matrimonio y la familia para una clase en una universidad secular. Él cuenta: Había alrededor de 25 estudiantes en la clase de los cuales tres eran hombres. Uno de los hombres movió su escritorio a la esquina de la habitación, justo a mi derecha. Cada vez que decía algo que no le gustaba, hacía un ruido vulgar, a los que no hice caso. Una mujer preguntó: “¿Qué enseñan los cristianos acerca de la masturbación?” Antes de que pudiera responder, el antagonista dijo: “Bueno, ¡yo lo hago todos los días!”. Le dije, “¡Felicidades!, ¿lo puedes dejar de hacer?” Él permaneció en silencio después de eso, y fue el último en irse del salón de clases. Cuando pasó cerca de mí al salir me preguntó: “¿Por qué querría yo dejar de hacerlo?” Le dije: “Eso no es lo que te pregunté. Te pregunté si podías dejarlo. Lo que tú crees que es libertad en realidad es esclavitud”.

El engaño es la principal estrategia de Satanás y un medio para lograrlo es redefiniendo los términos que se relacionan con las necesidades legítimas. “Todas las tentaciones apelan a las necesidades personales con la pretensión de que pueden satisfacerse independientemente de Dios”. Todos anhelamos ser amados y ser libres, pero ambos vienen con un precio que Jesús pagó. “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo” (Gálatas 5:1,2). En otras palabras, no vuelva a la ley. 

Querer aplicar la ley para detener la ola de pecados sexuales es contraproducente. Sólo se produce culpa y vergüenza. Fallamos cuando sólo prohibimos, y no proporcionamos una respuesta adecuada para vencer el pecado y hallar verdadera satisfacción.

“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13). 

Anhelando tener libertad, el mundo secular busca deshacerse de las viejas restricciones ​​impuestas por la Iglesia mediante la ampliación de los derechos individuales que no pisoteen los derechos de los demás. Los derechos individuales truncan la responsabilidad personal. La gente quiere tener libertad de elegir, pero la libertad no sólo se encuentra al momento de elegir algo. Cada elección que hacemos tiene consecuencias. Por ejemplo:


· No tenemos un problema de aborto. Tenemos un problema de irresponsabilidad sexual. 

· Cada persona puede elegir, pero no quiere tener que vivir con las consecuencias de sus decisiones. 

· Si no hay una ley, uno nunca es culpable. 

· El pecado significa no atinarle al blanco, pero si no hay blanco, uno nunca falla. 


· El sexo libre puede sonar bien, pero ¿cuáles son las consecuencias para los individuos y la sociedad? 

· La libertad para el mundo secular es en realidad libertinaje, y las consecuencias son nefastas. (Julio 24, 2013. Libertad Engañosa Autor Dr. Neil. Posted on July 26, 2013. Traducción: Ricardo Gallardo. Ministerio)



EL CAMINO DEMARCADO

Pongámonos en este escenario; viajamos en plena noche y pensamos…..los límites, los límites.

El auto, raudo, recorre la carretera negra. La noche es oscura, la carretera se proyecta hacia adelante, se pierde en el horizonte. Miramos por el parabrisas y nos preguntamos, cómo verá el conductor el camino.

Tenemos la vista confusa, titilan las luces de los vehículos y es un mar de focos y sombras que nos nublan la visión en vez de aclararla. Nos preguntamos, si los años no estarán haciendo lo suyo y nuestros ojos ya no son lo que eran. El oculista, pensamos, el oculista... Y nos resignamos, y nos deprimimos un poco por este deterioro que el devenir del tiempo va generando en nuestros cuerpos.

De pronto, despertamos. Sucede algo extraño, todo se ilumina, y nos relajamos. Ahora vemos perfecto. No, no son los ojos. Algo ocurrió afuera.

"¿Qué ha sucedido?", nos preguntamos. Es la misma ruta, el mismo asfalto, la misma noche, pero todo es diferente. "¿Qué ha sucedido?", insistimos en averiguar.

Descubrimos el gran acontecimiento que ha derramado un haz de visión noble y segura sobre nuestros ojos. El problema no estaba en nosotros, estaba en la ruta.

Ahora la ruta, la misma ruta, tiene rayas blancas a los costados, demarcatorias, y una línea segmentada en el medio. La ruta está demarcada. Está el adentro, está el afuera y está el medio. ¡Así da gusto!

También el cerebro se nos enciende. Descubrimos en qué consisten los límites. "¡Eureka!", gritamos hacia adentro, en memoria del glorioso griego.



LAS RAYAS QUE DELIMITAN EL CAMINO

Sin esas rayas a los costados, sin esos límites señalados, la gran libertad del camino era un caos de ceguera y miedo, incertidumbre y vacilación.


Ahora es distinto. Faltaban esas rayas. Ahora están, y los límites, lejos de oprimir al viajante, lo liberan, lo protegen.

¿En qué consisten los límites? En eso, en delimitaciones del camino, en cercos protectores, en marcos contenedores y referenciales.

No son un fin en sí, son un instrumento para realizar fines. Cuando ellos están uno puede actuar y elegir. Hasta, si quiere, puede salirse del camino. Es decir tanto el entrar como el salirse, requiere de conocer los límites.

Los ¡¡¡¡¡LÍMITES!!!!! son para que pueda haber LIBERTAD. Justamente lo contrario de lo que podría pensarse: “no cercenan la libertad, la otorgan”.

Las rayas no son el camino; el camino está entre ellas, y dentro de ese estar entre ellas tú puedes “elegir el ritmo, el movimiento, el desplazamiento, la velocidad, el rumbo, el qué, el cuándo, el cómo, y si quieres dejas de moverte, te detienes, y todo lo que tu fecunda imaginación te proponga. Lo puedes realizar sabiendo qué va adentro y qué va afuera de esos límites, de esas rayas. Y eliges”. 

Esa es tu libertad, y la tienes porque tienes límites.

Otro Escenario de aplicación; visitas a un familiar, con toda tu familia, que consta de cuatro niños, hiperactivos, y este familiar, vive en un edificio de 20 pisos, en el departamento 15, y este departamento tiene una vista formidable desde su amplio balcón, el único problema, es que este balcón no tiene paredes de protección, te pregunto ¿Dejarías que tus hijos jugaran en el balcón amplio, y admiraran el gran paisaje? LIMITES, BARANDAS.

Te recuerdo que este siglo es de los jóvenes. Otro tipo de ser no hay. Se es menos joven o más joven, o no se es. Prohibido prohibir, se escribió en mayo de 1968 en París. No se escribió, pero se supo y se sabe: prohibido no ser joven. En el medio caminaba su majestad el niño. 

Ese niño, a decir verdad, no creció más feliz ni alcanzó las alturas de la libertad que para él soñamos.

Creció en el vacío, sin límites, sin fronteras, sin carteles orientadores, sin sustento, sin apoyo. En consecuencia no creció.

Quisimos ser modernos, terminamos siendo nadie. "Nadie" es un ser difuso, desprovisto de una línea que demarque su identidad. Por causa de las leyes naturales.

Los límites, lo que todos hemos perdido —nuestros hijos porque no los conocieron, nosotros porque nos desprendimos de ellos—, los “límites son las coordenadas de los valores, de las creencias, de los modales, de las maneras y —en fin— de las reglas de la existencia y de la coexistencia. De la identidad. Por ellos uno es o puede llegar a ser "alguien".

Vivir es vivir entre límites del Espíritu, el Alma y el Cuerpo, en el encuadre, entre horizontes. Dentro de ese espacio germina y se desarrolla la libertad.

En términos naturales; interpretamos mal: creíamos que la libertad se da. No es cierto: “la libertad no se da, la libertad se toma, se arranca, se conquista, se logra, se esculpe, abatiendo esclavitudes, confrontándose con límites, aceptando unos, rechazando otros, pero usándolos como referentes en el camino”.

Además la libertad es un medio, no un fin. Ahí la tienes, para hacer algo con ella, algo que tú elijas.

¿Y cómo se elige? Se elige entre opciones. Las opciones son los límites dentro de los cuales la libertad adquiere sentido, al rechazar unos y adoptar otros. Es libre el que elige un proyecto de vida.



LO NATURAL Y ESPIRITUAL DEL LIBRE ALBERDRIO:

Pues bien, el creer y decir que una criatura perfecta no puede hacer mal alguno. Desde una perspectiva cristiana, esto es a todas luces falso. Dios creo un arcángel perfecto llamado Lucifer, este peco 1Tm.3.6 y se convirtió en el diablo ¿Cómo es posible que una criatura perfecta pueda actuar mal? La respuesta está en el LIBRE ALBEDRIO: = LIBERTAD DE TOMAR DECISIONES Piense en la siguiente formula:

Dios solo creo cosas buenas 

Una de las cosas buenas que Dios creo fue el libre albedrio: "LA LIBERTAD DE TOMAR DECISIONES" 


El libre albedrio hace posible el mal, puesto que: 
Es el poder de actuar de otra manera 
Actuar de una manera diferente al bien es malo. 

Por tanto, una criatura perfecta y libre puede hacer el mal. 

Claro Dios solo creo cosas buenas, el mal no puede proceder de manera directa de las manos del Creador, como tampoco el agua contaminada puede proceder directamente de un manantial de montaña pura. Entonces meditemos en estos ítems:

· Lo cierto es que ser libre es algo bueno. 

· Nadie jamás ha desfilado en una marcha contra la libertad. 

· El que la libertad sea buena es algo innegable por completo, es decir; si es bueno ser libre, es posible el mal.

· Tener libertad es poder escoger algo distinto. Así que si alguien es libre para hacer el bien en el mundo actual, también es libre para hacer el mal.

· Si alguien es libre para amar, también es libre para odiar. 

· Si somos libres para alabar a Dios, también somos libres para maldecirlo.

· La naturaleza misma de la libertad que Dios nos da, hace posible el mal.

· Toda aparente LIBERTAD de no escoger el mal en lugar de escoger el bien no es libertad para una criatura MORAL.



DEFINICIONES DEL LIBRE ALBEDRIO:

Cuando vamos a hablar de libre albedrío estas definiciones se hacen especialmente necesarias porque en la historia de la teología ha habido tantas definiciones como teólogos. Entre algunos de los padres de la iglesia, citados por Juan Calvino en la Institución, encontramos las siguientes definiciones: 

· Orígenes dio una definición, comúnmente admitida, diciendo que "el libre albedrío es la facultad de la razón para discernir el bien y el mal, y de la voluntad para escoger lo uno de lo otro". 


· Agustín de Hipona dijo que "es la facultad de la razón y de la voluntad, por la cual, con la gracia de Dios, se escoge el bien, y sin ella, el mal". 

· San Bernardo afirmó que "es un consentimiento de la voluntad por la libertad, que nunca se puede perder, y un juicio indeclinable de la razón". 

· Anselmo aseguró que "es una facultad de guardar rectitud a causa de sí misma". 

· Calvino, después de escribir sobre el peligro de usar el término, afirma estar de acuerdo con la definición de agustiniana y cita con aprobación a Agustín diciendo que “la voluntad del hombre no es libre sin el Espíritu de Dios, pues está sometida a la concupiscencia, que la tiene cautiva y encadenada".

· El Dr. Carlos Heber de Campos, Profesor Titular de Teología Sistemática en el Centro Presbiteriano de Post Graduación Andrew Jumper. Él define libre albedrío como "la capacidad de actuar de forma contraria a la propia naturaleza". 

· La Confesión de Fe de Westminster dice lo mismo del estado del hombre en el Edén en su segundo párrafo del capítulo que habla sobre el libre albedrío: “El hombre, en su estado de inocencia, tenía la libertad y el poder para determinar y hacer eso que es bueno y agradable a Dios, pero aun mutablemente, para que pudiera caer de ese estado.” (IX.ii)

· La definición de libre albedrío como “la capacidad de obedecer la ley de Dios” es mejor porque consigue responder de forma satisfactoria a las críticas que se pueden hacer a otras definiciones.

John Gill, un magnífico teólogo bautista del siglo XVIII, nos ayuda en la conclusión de este trabajo diciendo: 

"La libertad de la voluntad del hombre, en cada estado que él se haya encontrado, se encuentre, o se encontrará, no descansa en una indiferencia hacia el bien o el mal. En su estado de 

Inocencia, como fue creado a la imagen y semejanza de Dios, de forma que la inclinación de su alma era sólo para aquello que era bueno. En su estado caído, tiene aversión a todo lo que es espiritualmente bueno y es un esclavo a sus deseos y placeres… en su estado regenerado existen, de hecho, una inclinación para el bien y el mal… El nuevo hombre, o principio de gracia, está inclinado y determinado sólo a aquello que es bueno, y libremente sirve a la ley de Dios. 


El viejo hombre, o naturaleza corrupta, está inclinado y determinado a aquello que es malvado; y sólo sirve a la ley del pecado. En el estado de glorificación, los santos serán impecables, no podrán pecar, sólo pueden hacer lo que es bueno; y todo lo que ellos hacen, o harán, será hecho con la mayor libertad de su voluntad, por eso, se concluye que la libertad de la voluntad del humano no descansa en una indiferencia o indeterminación hacia el bien o el mal; y sí es consistente con algún tipo de necesidad, y una determinación hacia uno. 

De esta forma concluimos que debemos entender el libre albedrío como la capacidad de obedecer la ley de Dios porque esta definición es totalmente coherente con lo que la Biblia enseña.

Hay quienes definen el libre albedrio en un sentido determinista que lleva a una contradicción con el carácter de Dios. Sostienen que "libre albedrio es hacer lo que queremos" y que Dios es el que nos debe dar el deseo de hacer el bien, de lo contrario, debido a nuestra naturaleza caída, solo haríamos lo malo. Sin embargo, esto presenta serios problemas. Y pregunto, ¿Porque Dios les iba a dar a algunos, y no a todos, el deseo de hacer el bien?

Bibliografía:

· Bibliografía: Estudiar Si Dios Existe, ¿Por qué el Mal? Autor: Norman L. Geisler Editorial Unilit.

· Jaime Barylko, Los Hijos y los Limites, Emece editores Libro Digital.

· Vida en Radical, defiende lo que Crees Autor: Norman L. Geisler y Joseph Holden Libro Digital.

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