
vISITANTE N°
La verdad hace libre
CIENCIA
John Eccles: "Somos una creación divina, hay evidencia"
Sir John Eccles (1903–1997) era un neurofisiólogo australiano conocido por describir el funcionamiento de la sinapsis. Sus aportaciones lo llevaron a ser galardonado con el Premio Nobel de la Medicina y Fisiología en 1964, por haber encontrado la relación entre la inhibición de las células nerviosas y la re polarización de la membrana de una célula. Otras contribuciones significativas de John Eccles fueron principalmente en el área de la investigación acerca del cerebro. Eccles es de hecho recordado como uno de los neurofisiólogos más prominentes del siglo XX, y considerado uno de los fundadores de la electrofisiología moderna.Se graduó en 1929 en la Universidad de Oxford, donde más tarde sería profesor, además de ejercer en la Universidad Nacional Australiana (en Canberra) y la Universidad del Estado de Nueva York, y otras.
En su artículo "La biología moderna y el giro a la creencia en Dios" que escribió para el libro, "Los intelectuales hablan sobre Dios: Un Manual para el Estudiante Cristiano en una Sociedad Secular" (1984), John Eccles llegó a la siguiente conclusión:
"La ciencia y la religión se parecen muchísimo Ambas son aspectos creativos de la mente humana. El conflicto aparente es resultado de la ignorancia. Venimos a existir a través del acto divino. Esa guía divina es un tema desde el principio hasta el fin de nuestra vida, en nuestra muerte el cerebro se va, pero que la orientación y el amor divino continúa. Cada uno de nosotros es un ser único, consciente, una creación divina; es el punto de vista religioso; es el único punto de vista consistente con toda la evidencia." (Eccles, 1984, “Modern Biology and the Turn to Belief in God” The Intellectuals Speak Out About God: A Handbook for the Christian Student in a Secular Society, p. 50)
En una entrevista publicada en la antología científica, The Voice of Genius (1995), el profesor Eccles manifestó: "Hay un misterio fundamental de mi existencia personal, sobrepasa las consideras biológicas del desarrollo de mi cuerpo y de mi cerebro. Esta creencia, por supuesto, mantiene el concepto religioso del alma, con su creación especial de Dios." (Eccles, citado en Brian 1995, 371).
“Si considero la realidad como la experimento, la primera experiencia que tengo es de mi propia existencia como un ser único consciente de sí mismo que yo creo que fui creado por Dios.” (Eccles, citado en Margenau y Varghese 1997, 161).
En “El misterio humano”, Eccles escribió: "Creo que hay una Providencia Divina operando en y por encima de los acontecimientos materialistas." (Eccles 1979, The Human Mystery, 235).
En su libro "Cómo uno mismo controla su cerebro", Eccles se tornó extremadamente crítico hacia el materialista, calificándolo como una superstición destructiva: "Observo que esta teoría no tiene fundamento. Cuanto más descubrimos científicamente acerca del cerebro, más claramente distinguimos entre los eventos cerebrales y los fenómenos mentales y más maravillosos se vuelven los fenómenos mentales. El “materialismo promisorio” es simplemente una superstición mantenida por materialistas dogmáticos." (Eccles 1994, How the Self Controls Its Brain, Berlin: Springer-Verlag).
“Sostengo que el misterio humano es increíblemente degradado por el reduccionismo científico, con su pretensión en el materialismo promisorio para considerar todo lo del mundo espiritual en términos de patrones de actividad neuronal. Dicha creencia debe ser calificada como una superstición. Tenemos que reconocer que somos seres espirituales con almas existentes en un mundo espiritual, así como seres materiales con cuerpos y cerebros que existen en un mundo material.” (Eccles,1991, Evolution of the Brain: Creation of the Self, London: Routledge, 241).
“Repudio las filosofías y los sistemas políticos que identifican a los seres humanos como meros objetos de una existencia material de valor sólo como engranajes de la gran máquina burocrática del Estado, que así se convierte así en un estado esclavista. Las esclavitudes terribles y cínicas representadas en Orwell '1984 ' están hundiendo más y más a nuestro planeta. ¿Aún hay tiempo para reconstruir la filosofía y la religión que nos puede dar una fe renovada en esta gran aventura espiritual, que para cada uno de nosotros es una vida humana vivida en la libertad y en la dignidad?” (Eccles 1979, 237).
Eccles mostró un fuerte rechazo al cientifismo; él sabía muy bien que la ciencia no se hace por consenso, y expresó su lamento de que las personas no cuestionaran las suposiciones científicas modernas que se han difundido ciegamente: "Ha habido una deplorable tendencia de muchos científicos de afirmar que la ciencia es tan poderosa y omnipresente que en un futuro no muy lejano se proporcionará una explicación en principio de todos los fenómenos del mundo de la naturaleza, incluido el hombre, incluso de la conciencia humana en todas sus manifestaciones. En nuestro reciente libro (The Self and Its Brain, Popper & Eccles, 1977) [Karl] Popper ha llamado a esta pretensión como “materialismo promisorio”, que es exagerado e irrealizable. Sin embargo, debido a la alta consideración que se tiene por la ciencia, tiene un gran poder de persuasión con los laicos inteligentes, porque es defendida sin pensarlo por la gran mayoría de científicos que no han evaluado críticamente los peligros de esta afirmación falsa y arrogante.” (Eccles 1979, p . I).
En su libro "El misterio humano", Sir John Eccles criticó a la teoría de la evolución: "El increíble éxito de la teoría de la evolución se ha protegido de la evaluación crítica significativa en los últimos tiempos, sin embargo, falla en un aspecto de lo más importante: no puede explicar la existencia de cada uno de nosotros como seres únicos, auto-conscientes.” (Eccles 1979, 96).
En su artículo "Los científicos en búsqueda del alma" el escritor de la ciencia John Gliedman señaló la forma en que Eccles negaba las hipótesis teóricas de que las emociones y la consciencia se ubicaran en nuestro cerebro: “Eccles defiende enérgicamente la antigua creencia religiosa que los seres humanos se componen de un compuesto misterioso del cuerpo físico y de un espíritu intangible. Cada uno de nosotros encarna un pensamiento no material y la auto-percepción de que "entró" en nuestro cerebro físico en algún momento durante el desarrollo embrionario o la primera infancia, dice el hombre que ayudó a sentar los pilares de la neurofisiología moderna. Este "espíritu en la máquina" es responsable de todo lo que nos hace claramente humanos, es decir:
· La auto-conciencia,
· El libre albedrío,
· La identidad personal,
· La creatividad
· E incluso las emociones como el amor, el miedo o el odio.
· Nuestro ser no material controla su "coordinación cerebral" de la forma en que un conductor conduce un coche o un programador dirige un equipo.
La presencia espiritual del hombre, dice Eccles, ejerce sólo el susurro de una influencia física en el cerebro-tipo-computadora, lo suficiente para incitar a algunas neuronas a quemarse y a otras a permanecer silenciosas. Proponiendo audazmente lo que para la mayoría de los científicos es la más grande herejía de todas, Eccles también afirma que nuestro ser inmaterial sobrevive a la muerte del cerebro físico.” (Gliedman 1982, “Scientists in Search of the Soul”, Science Digest, 77).
John Eccles escribió explícitamente y en más de una ocasión: “Me veo obligado a atribuir la exclusividad del Ser o el Alma a una creación espiritual sobrenatural. Para dar la explicación en términos teológicos: cada Alma es una nueva creación Divina, que se implanta en el feto en crecimiento en algún momento entre la concepción y el nacimiento" (Eccles 1991, 237).
“Puesto que las soluciones materialistas no tienen en cuenta nuestra unicidad experimentada, me veo obligado a atribuir la unicidad al ser o alma a una creación espiritual sobrenatural. Esta conclusión es de inestimable importancia teológica. Refuerza fuertemente nuestra creencia en el alma humana y en su origen milagroso en una creación divina.” (Eccles 1994, 168).
El profesor de Eccles, Charles Sherrington, quien fuera ganador del premio Nobel en neurofisiología, también sostenía que nuestra mente es no-material y fundamentalmente diferente a nuestro cuerpo físico. Sherrington afirmó la existencia de la Deidad Omnipotente y la Religión Natural. (Véase Charles Sherrington, Man on His Nature. The Gifford Lectures in Natural Theology, Cambridge University Press, 1975, 59 y 293).
John Eccles habló de lo importante que era tener gratitud a Dios por la vida y cultivar los valores morales: “Con el propósito consciente de sí mismo una persona tiene un gran reto de elegir qué vida se tiene que vivir. Uno puede optar por vivir dedicado a los más altos valores, a la verdad, al amor y a la belleza, con gratitud por el don Divino de la vida, con sus maravillosas oportunidades de participar en la cultura humana. Uno puede hacer esto de acuerdo con las oportunidades. Por ejemplo, uno de los mayores logros es la creación de la vida de la familia humana en una relación amorosa. A mí me educaron religiosamente en esas condiciones maravillosas, por lo que puedo estar eternamente agradecido. Hay grandes oportunidades en una vida dedicada a la educación o la ciencia o al arte o para el cuidado de los enfermos. Uno siempre debería tratar de estar en una relación amorosa con sus semejantes. Todos todos somos seres prójimos viviendo misteriosamente en esta maravillosa nave espacial [llamada] planeta Tierra que debemos quererla devotamente, pero no adorarla.” (Eccles, citado en Templeton 1994, 131).
En concordancia con Deuteronomio 4:19 y Romanos 1:25, Eccles señaló que no debíamos adorar a la naturaleza, y que no debíamos exaltarla por sobre la necesidad de principios morales, escribo las citas.
“19No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos”. (Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 4.19-20). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.)
“25ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”. (Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Ro 1.25). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.)
En su carta a Erika Erdmann, el 19 de diciembre de 1990, Eccles escribió: “Hablas de la protección de nuestra tierra como si fuera el objetivo más urgente en la actualidad. No estoy de acuerdo. Se trata de salvar a la humanidad de la degradación materialista; se presenta en los medios de comunicación, en la sociedad de consumo, en la predominante búsqueda de poder y dinero, en la degradación de nuestros valores (que solían estar basados en el amor, la verdad y la belleza), y en la desintegración de la familia humana.” (Eccles 1990).
“Yo sí creo que somos el producto de la creatividad de lo que llamamos Dios. Tengo esperanza de que esta vida conducirá a una existencia futura donde mi yo o alma tendrá otra existencia, con otro cerebro, u ordenador, si quieres. No sé cómo llegué a esto, es bastante bueno, y estoy agradecido por ello, pero sé cómo un realista que va a desaparecer; pero creo que mi yo consciente o alma será recibida.” (Eccles, citado en Gilling and Brightwell, The Human Brain, 1982, 180).
Y para terminar, Eccles dijo: “Podemos considerar a la muerte del cuerpo y del cerebro como la disolución de nuestra existencia dual. Con suerte, el alma liberada encontrará otro futuro de significado aún más profundo y de más experiencias fascinantes, quizás en alguna existencia renovada conforme a la enseñanza cristiana tradicional.” (Eccles 1991, 242).